La fotosíntesis es nuestra mejor herramienta contra el cambio climático

La fotosíntesis es nuestra mejor herramienta contra el cambio climático

Hace unos días conocimos a Luis Jaime Alméciga, un guía del Parque Nacional Natural Chingaza y copropietario de una finca colindante con el Parque: la reserva ecoturística Ecopalacio Chingaza, una tierra cubierta por bosque alto andino y páramo en perfecto estado de conservación. Por ella transitan osos de anteojos, venados y mucha, mucha agua. Luis Jaime sabe que de la región de Chingaza (incluyendo el Parque y las fincas privadas cercanas) proviene la mayor parte del agua que consumen Bogotá y otras poblaciones, y que ese terreno que él y su familia han restaurado y protegido durante cincuenta años es parte fundamental del ciclo natural del agua en el país.

Para que las 2.000 hectáreas de Ecopalacio Chingaza llegaran a su estado actual, la familia de Luis Jaime tuvo que renunciar a la ganadería, que era su fuente de ingresos económicos, y aún después de cinco décadas, nadie ha retribuido todo el trabajo que han hecho por la naturaleza. Hay algunos programas que ofrecen incentivos económicos, pero no son suficientes para cubrir los impuestos y sus gastos. Conocer a Luis Jaime nos mostró los retos a los que se enfrentan los campesinos que viven en áreas de particular interés ecosistémico. Sin embargo, su caso es más la norma que la excepción, y en Fincas estamos trabajando para que esto cambie.

Foto: Parques Nacionales Naturales de Colombia

En nuestro anterior newsletter, hicimos una introducción al financiamiento climático. Dentro de esa discusión, nos impresionó mucho el poco financiamiento que recibe el sector de la agricultura, ganadería y otros usos del suelo (AFOLU por sus siglas en inglés) para transicionar a prácticas más amigables con el medio ambiente.

Como referencia, miremos este dato: según el informe del 2022 de Climate Policy Initiative, entre 2019 y 2020, el sector de las energías renovables recibió 346 mil millones de dólares en financiamiento climático. Ese año, el sector AFOLU recibió 8,1 mil millones de dólares en un muy distante quinto lugar en la lista.

Es cierto que el sector energético emite la mayoría de los gases efecto invernadero y que todos los sectores verticales tienen que involucrarse en la lucha contra el cambio climático, ya sea a través de prácticas con menor impacto o compensando su huella de carbono, pero miremos con detenimiento por qué es tan preocupante la falta de financiamiento para el sector AFOLU.



El sector AFOLU es el segundo mayor emisor de GEI

El primer punto preocupante es que el sector AFOLU es el segundo mayor emisor de gases efecto invernadero cada año.

OurWolrdInData.org

Esto se debe en parte al uso de prácticas que degradan los suelos y emiten dióxido de carbono (como la quema de bosques para crear potreros en los que criar ganado) pero también debido a procesos naturales como el metano que emite el ganado rumiante.

Hay múltiples estrategias que el sector puede usar para disminuir su huella de carbono (como la reforestación y la agricultura regenerativa, que tienen como principios la conservación de los suelos y la biodiversidad, la agroforestería y las prácticas silvopastoriles, y la relación con la comunidad, entre otros) pero implementarlas implica inversiones en capacitaciones, materias primas, trabajo de campo y pago a las comunidades por sus servicios ambientales. De lo contrario, va a seguir siendo económicamente más viable deforestar que proteger la naturaleza.



La fotosíntesis es nuestra mejor herramienta para capturar CO2

Una ventaja respecto al cambio climático es que tenemos varios mecanismos para secuestrar carbono: desde sembrar árboles hasta capturar CO2 directamente del aire y almacenarlo en el suelo. Pero todavía estamos lejos de tener soluciones tecnológicas de bajo costo; y aunque hay ejemplos de desarrollos tecnológicos, como la captura de  metano a partir de zeolitas (una arcilla tan barata que se usa en la arena para gato), todavía estamos a la espera del costo y potencial de escalamiento de estas soluciones

Sin embargo, las únicas alternativas que podemos escalar lo suficiente hoy en día son las del sector AFOLU, más conocidas como soluciones basadas en la naturaleza: la reforestación, la conservación, la agricultura y la ganadería regenerativa. Pero al mismo tiempo necesitamos a las personas que viven y dependen de estos territorios para poder hacerlo posible.

Las otras opciones requieren más investigación para saber cómo implementarlas o aún no han crecido lo suficiente. Por ejemplo: en la actualidad hay dieciocho plantas de captura directa de carbono en todo el mundo. Según la International Energy Agency, entre ellas se capturan 0.01 toneladas métricas de CO2 al año aproximadamente; en cambio, según una investigación publicada en Nature, entre 2001 y 2019, los bosques y selvas del mundo capturaron 7,6 gigatoneladas métricas de CO2e al año en promedio.

Así las cosas, nuestro futuro depende de los bosques y selvas, de los páramos y las fincas que enriquecen el suelo y secuestran carbono, depende de que personas como Luis Jaime puedan vivir de proteger la naturaleza y ayudarla a crecer. La misión de Fincas, con el apoyo de ustedes, es hacer que sea posible.


Nuestros recomendados

  • La historia de Asochaina, una red de acueductos comunitarios que preservan el agua en el departamento de Boyacá. Llevan 14 años reforestando y creando mecanismos para que los acueductos de Alto Migueles, Aquaroble, El Paraíso, Mosocallo y río Chaina tengan agua.
  • Este video del New York Times sobre Partha Dasgupta: un economista que fue condecorado como Caballero Grand Cross de la Orden del Imperio Británico (uno de los honores más altos que tienen) por su trabajo evaluando el valor financiero de la naturaleza. En palabras del New York Times, Dasgupta encontró “la respuesta a todo”.


                                                  #CultivemosUnaSelva